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  • BAÑOS PÚBLICOS: Del POLICÍA de la DUCHA en ISLANDIA a la NOCHE que nos BALDEARON en un JIMJILBANG de SEÚL

    BAÑOS PÚBLICOS: Del POLICÍA de la DUCHA en ISLANDIA a la NOCHE que nos BALDEARON en un JIMJILBANG de SEÚL

    Todo comenzó con los saunas en mi amada Finlandia, prosiguió con las piscinas públicas de Islandia, continuó con los Onsen y Sentos en Japón y como no podía ser de otra manera, finalizó con los Jimjilbang en Seúl. Mi pareja parece tener un radar para cualquier tipo de baños típicos del lugar. En Finlandia debíamos dedicarle al menos un par de horas al sauna (que ante tamaño frío, representaba casi el regreso a la vida) mientras en Islandia estuvimos 3 días y fuimos a 4 piscinas. En Japón, todo se hacía más difícil gracias al estampado dérmico de mi compañero de viajes (la mayoría de los Onsen y Sentos no admiten personas con tatuajes, ya que se los relacionan con miembros de la mafia japonesa o presidiarios); pero aún así se encargó de hallar un Onsen en Asakusa, donde había hasta miembros de la Yakuza según un japonés que hablaba español, con quien entablamos una agradable conversación en una pileta que tiraba impulsos eléctricos (así como se lee), y obviamente, como en todas estas ocasiones, desnudos (a excepción del caso islandés). Lo irónico es que a mi pareja, que le encanta todo tipo de baño típico y que encuentra todas las semanas un tatuaje nuevo para ir cubriendo su cada vez menos divisable piel, es pudoroso con la desnudez pública. En ese sentido, debo tener en mi ADN algún gen escandinavo (claramente NOT), porque en esas situaciones, cero drama tengo.

    Carteles en los vestuarios de los baños públicos de Islandia, indicando los lugares del cuerpo a higienizar antes de ingresar a las piscinas.

    Visitando las piscinas públicas de Islandia (que merecen post propio) es que llegué a observar uno de los trabajos más bizarros que jamás haya visto. Antes de ingresar a la pileta, uno debe ducharse y enjuagarse religiosamente, así como lo marcan las indicaciones diseminadas por el vestuario, la cabeza, axilas, genitales y trasero. Eso se hace en una gran habitación de tres paredes con varias regaderas de ducha a la que les falta una cuarta pared, espacio en el que se encuentra, tras el vidrio de una garita, un hombre que se cerciora que efectivamente hagas eso, y que efectivamente estés desnudo. Trabajo insólito si los hay, pensando en nuestra cabeza tan puritana.

    Pero nada jamás se compara a nuestra experiencia en el Siloam SPA, el Jimjilbang o Baño Coreano más conocido, ubicado en las cercanías de la Estación Central de Seúl. Una experiencia inolvidable que marcó nuestra última noche de la travesía por Japón y Corea del Sur.

    El Jimjilbang Coreano

    ¿Cómo llegar al Siloam SPA?

    Estación de Metro Seoul Station

    Llegar al Siloam SPA es bastante simple. Si llegás por Metro en la Línea 1 o 4, tenés que tomar la Exit 1 de la Estación Seoul hacia la avenida principal. Si en caso tomás la Línea 2 o 5, te bajás en las estación Chungjeongno (o Kyonggi University), y salís por la Exit 5. Ahora, si llegás en Bus, tenés que bajarte en la parada de bus Seobu de la Estación Seúl, y tenés que tomar cualquiera de los siguientes buses azules: 173, 261, 262, 463, 503, 604 y N16. Si llegás en Bus Verde, los colectivos que te van a dejar en la Estación Seobu son 06, 0015, 0016, 7013 y 7024.

    Autobús Azul Ruta 262.

    Siloam SPA: De los Precios y La Experiencia

    Primero que nada, hay que comprender que en Corea del Sur hay tres tipos de baños públicos:

    Sleeping Room, o Cuarto Para dormir del Siloam Spa. para quienes abonen la tarifa de JimJilBang.

    El primero son los Baños, que ofrecen duchas y piscinas grandes; el segundo son los Saunas, que tienen duchas, baños, saunas y lugares para relajarse, y el Jimjilbang, que ofrece todo lo anterior, más opciones para comer, beber, y compartimentos para dormir, a un precio muy conveniente. De hecho, muchos pasajeros con escala larga en Seúl aprovechan los Jimjilbang para pagar mucho menos que en un hotel.

    Snore Room o Cuarto de Ronquidos, destinado para dormir a personas que ronquen mientras descansan.

    En este caso, el Siloam SPA es un Jimjilbang de cinco pisos, en el que cuenta hasta con espacios dedicados a viajeros que necesiten pasar la noche por pocos Wons, pero lo que nos interesa es su servicio de spa. Primeramente pagamos unos 12 mil Wons (unos 10 USD) para hacer el uso de los baños y todos los saunas (e incluso la posibilidad de dormir) si llegamos de 5 de la mañana a 8 de la noche. Si arribamos entre las 8 de la noche y 5 de la mañana, el precio a pagar es de 17 mil Wons (unos 14 USD. Todos los precios los podés encontrar aquí).

    Precios del Siloam SPA.

    Allí nos habilitarán un locker para la ropa y uno para los zapatos, y se nos entregarán unas salidas de baño y toallas de diferente color si sos hombre, mujer o niño: marrón para el hombre, naranja para la mujer y rosa o azul para los niños. Una vez cambiados y completamente desnudos debajo de nuestra salida de baño nos dirigimos al subsuelo donde deberemos quitarnos la salida de baño y ducharnos antes de entrar al Spa propiamente dicho.

    Servicios del Siloam Spa de acuerdo a cada piso.

    Allí nos esperan varios saunas y piscinas con aguas con distintas propiedades. podrás probar entre el sauna húmedo, el sauna de jade y el sauna de sal, que está cubierto por grandes cantidades de sal gruesa. Asimismo, podés disfrutar de las piletas de artemisa, piedra de jade, sal y de un tipo de musgo.

    Pero lo fascinante no es eso, es ver la cantidad de hombres de todas las formas, tamaños y edades deambulando desnudos sin vergüenza alguna por doquier, exfoliándose o humectándose en la ducha después de los baños, o bien sometiéndose a unos masajes que realmente descontracturan, pero al día de hoy no se si son los masajes o la manera en la que te zamarrean lo que logra ese objetivo.

    Camillas para masajes y exfoliación corporal.

    Apenas uno de los hombres que se encargan de las exfoliaciones y masajes (ambas cosas se pagan aparte, a razón de 10 Mil Wons sólo la exfoliación y combos que empiezan en los 15 mil Wons que incluyen exfoliación y algún tipo de masaje) me llamó, me dirigí hacia el sector. Me pidió que me recueste boca arriba, y fue ahí que recibí, desde unos dos metros, el primer baldazo. Aún no repuesto de la sorpresa, me pidió que me ponga boca abajo para recibir otro baldazo, y luego de costado para recibir un par de baldazos más. Posteriormente, agarró una esponja exfoliante y empezó a raspar (parecía que con furia) cada poro posible: con agua, jabón y esa esponja con textura de lija de obra me enjabonaba y refregaba la piel; primero boca arriba, luego boca abajo, y luego de costado, donde tras levantar una de mis piernas, exfolió hasta bastante cerca de mis genitales (aclaro, el hombre me zamarreaba y giraba como si yo fuese un bife a la plancha). A esa altura, mientras yo sólo quería reír por lo bizarro de la escena, él me mostraba los restos de piel muerta que sacaba de mi cuerpo. Una vez todo cubierto en jabón, prosiguió otra sesión de varios baldazos para enjuagarme. La escena es como te la describo: yo acostado en una camilla, mientras un completo desconocido literalmente me baldeaba como si fuese una baldosa de vereda. Yo solo atinaba a reírme, máxime cuando en la camilla de al lado mi pareja estaba siendo igualmente baldeado. Una escena y experiencia simplemente maravillosa (e hilarante). Y la piel, reluciente como creo jamás antes o después lo estuvo.

    Sector de Comida en el Siloam Spa, Seúl

    Posteriormente entramos a toda piscina y sauna, y nos acostamos boca abajo en una camilla donde desde arriba recibías chorros de agua a alta presión sobre la columna. Posteriormente, nuestro recorrido continuó en otros pisos en el cuarto de oxígeno, cuarto de hielo y al sauna a base de fuego, para terminar absolutamente agotados, pero felices y relajados. Nos duchamos, y como los demás locales que habían sido tan «maltratados» como nosotros, nos humectamos el cuerpo con la crema de los grandes dispensers repartidos por la ducha. Si algo llama poderosamente la atención en Seúl, es la especial atención que se le da al cuidado de la piel y la estética.

    Había además opciones para comer, beber algo, leer o ver TV, pero decidimos irnos al hotel. Era cerca de la 1 AM, y aprovechamos para cruzar la avenida hacia la estación central por un muy elegante puente lleno de sillones, hasta llegar a la estación de metro que nos depositaría de regreso al comercial y coqueto barrio de Myeong Dong (que merece también un post propio), donde nos esperaba nuestro hotel para la última noche en nuestra primera travesía asiática, un viaje tan frenético e intenso, cómo absolutamente inolvidable.

  • Crónicas Laponas Nº11: Kiruna y Las Ventanas que Hablan

    Crónicas Laponas Nº11: Kiruna y Las Ventanas que Hablan

    Kiruna fue un punto alto y emotivo en nuestra travesía por la Laponia. Su carácter efímero, de pronta a mudarse y desaparecer, la hacía interesante y exótica, y la fealdad de la mina de hierro que era el corazón y castigo de la ciudad, aportaba un gris dramatismo que no entorpecía la belleza. Nada disfrutaba más que perderme por las calles entre las casas frente a la mina, esas mismas casas prontas a desaparecer. Y si algo me fascinó durante mi travesía por la Laponia sueca fueron las ventanas decoradas. Sí, esas ventanas tenían todo tipo de decoraciones que comunicaban algo, unas ventanas que hablaban.

    Recuerdo que de viaje por Islandia nos encontramos con una mexicana que vivía en Reikiavik, exótico destino hacia donde partió para acompañar a su novio (resulta que su novio tiene un hijo con una colombiana que se fue a vivir a Islandia, entonces, él, para estar cerca de su hijo, se mudó a Reikiavik acompañado de su novia, que es la chica en cuestión). Esta joven originaria de algún lugar del bello México que hoy no recuerdo, contaba que la noche invernal de Islandia que dura unos 3 meses aproximadamente, no es depresiva en lo absoluto, puesto que todos se encargan de compartir a través de sus ventanas sus vidas en algún punto.

    Las inclemencias climáticas por esos lares son tremendas: en Kiruna las temperaturas bajan hasta -35 en invierno, y eso, sumado a los vientos, tormentas de nieve y falta de luz, motiva que los habitantes atraviesen la mayor parte de sus vidas dentro de sus casas. Quizás, en algún punto, las ventanas sirven para comunicarse de una casa a la otra. La falta de cortinas se explica en la necesidad de recibir algo de luz y contactarse con el exterior para mitigar la sensación de encierro.

    Imagino yo, en una descarada suposición, que la gente interactúa con los vecinos e intrépidos transeúntes desde las ventanas. Esas ventanas que son el espejo de la casa, a través de las cuales se puede observar que la vida fluye, aún a pesar de un clima inmisericorde, que la vida sólo se traslada a puertas adentro, pero que, de alguna manera, en el ojo del que mira, no en rol voyeurista, sigue estando un poco en el exterior.

    Suposiciones aparte, estas ventanas hablan, no son apenas aberturas de vidrio con una cortina. Tienen diseños intrincados, con figuras, plantas, decoradas de una manera consciente y planificadas, ventanas que dicen algo al que las ve, ventanas hechas para ser observadas, no para ocultar lo que hay dentro.

    Estas ventanas las había visto en todo el camino desde Haparanda Tornio en la frontera con Finlandia hasta llegar a Kiruna, y me llamaba la atención cómo desde el bus se podía, aún en medio de la profunda oscuridad de la noche, observar perfectanente lo que sucedía puertas adentro. Ventanas que hablaban, que comunicaban, que no tenían intención alguna de ocultar, sino todo lo contrario, tenían por objeto compartir lo que dentro sucedía para de alguna manera, a través de lo que sucede en las distintas ventanas, formar un tipo de entramado social, abstracto quizás y que solo existe en los ojos de quien observa.

    Un atípico medio de comunicación cuyo éxito recae en la sutileza del silencio tan típico de Escandinavia, en la que el mensaje que se envía se comprende en base al diseño, selección de objetos y la vida insonora que se aprecia a través de las ventanas.

    Vidriera de local en Kiruna de venta de artefactos de iluminación y demás accesorios para decoración de ventanas.

    Un silencio que muchas veces es lo justo y necesario para comunicar. Existe en nuestro mundo actual una necesidad de llenar todos los vacíos sonoros con, muchas veces, frases o palabras más vacías que la próxima carencia de sonido. El silencio no tiene que ser incómodo, aún cuando se trata de un silencio de a dos o tres; no hay siempre que hablar, no hay que intentar llenar esa carencia con ruidos solo por evitar el silencio. Quizás a través de esa ausencia de sonidos innecesarios, estamos transmitiendo sin darnos cuenta. Un amigo o pareja con quién podés estar un rato en silencio sin que se vuelva incómodo, es alguien a quien te une un vínculo de confianza y entrega más profundo, tan es así que no necesitás expresarlo en palabras para que ambos lo sepan. El mismo silencio que acompañó todo el recorrido por la Laponia, un silencio a veces ensordecedor, otras veces íntimo, nunca extraño, sino más bien normal. Quizás el barullo es lo natural en Bangkok, pues aquí la norma es el silencio y aislamiento. Una normalidad que disfruté en demasía para escapar del ruido que rodeaba a mi vida antes de partir, un silencio que, lejos de incomodar, mi previa y ruidosa alienación citadina se encargó de balsamar.

  • Crónicas Laponas Nº 6: Llegando a Kiruna, la Ciudad que se Muda para no Desaparecer

    Crónicas Laponas Nº 6: Llegando a Kiruna, la Ciudad que se Muda para no Desaparecer

    Rovaniemi nos despide con el acostumbrado gris de los últimos días. Desayunamos y nuevamente tomamos una decisión equivocada: elegimos caminar con las valijas hasta la no lejana estación de tren, arrastrando el equipaje sobre hielo y reciente barro producto de la persistente llovizna que nos acompañaba. Un martirio que finalizó cuando por fin llegamos a nuestro tren, que nos depositaría en Kemi, una ciudad a 50 minutos de la frontera entre Finlandia y Suecia.

    En la frontera entre ambos países y entre ambas ciudades, Tornio de la parte finesa y Haparanda Tornio de la parte sueca, se encuentra una Estación de Autobuses que ambas ciudades comparten. Ejemplo de integración. Normalmente el tramo en Bus entre Kemi y Haparanda o Tornio viene incluído cuando comprás el viaje de Rovaniemi a Haparanda Tornio en la página de los trenes finlandeses, pero ese sábado que elegimos realizar el trámite era Día de Todos Los Santos, que en Finlandia resultó ser un feriado de esos que se respetan a rajatabla. Así que sólo pudimos comprar hacia Kemi, donde al descender nos encontramos con una pequeña pero coqueta estación absolutamente vacía: sin personal ni pasajeros.

    Para nuestra fortuna, al lado de las vías, había un café que si lo describo como idílico, me quedaba corto. Una decoración tan precisamente cálida como la temperatura en el interior. Tan agradable como la preciosa finlandesa que nos atendió, y que tras servirnos un café, se encargó de llamarnos un taxi que nos llevaría hacia Haparanda. Esa amabilidad escandinava, en este caso finlandesa, que me hace querer volver una y otra vez para estos lares tan lejanos físicamente, pero tan cercanos a mi sueños y recuerdos.

    Una vez que arribamos a la estación, también vacía por el feriado, donde dejamos las maletas en los nada baratos lockers de la estación. Dependiendo el tamaño del locker a reservar, salía entre 30 y 70 SEK (algo así como entre 3,30 y 7,50 USD). Simplemente colocabas la maleta, ponías las monedas que no se te devolvían y te llevabas la llave. Simple. El único problema es que no teníamos coronas suecas, escollo que se saltó fácilmente cuando la dueña de una florería ubicada en el mismo edificio del IKEA más boreal del mundo, ubicado al frente de la estación, me cambió por monedas las coronas entregadas por el ATM.

    Ya libres de peso, nos dirigimos al outlet de Haglofs, la la gran marca Sueca de ropa deportiva y de invierno. Haparanda Tornio es una ciudad de compras para muchos en la Laponia y en el norte ruso debido a la gran cantidad de outlets de marcas suecas y finesas de ropa, vajillas y lo que se te ocurra. Existen tours de compras desde todos estos lugares hacia esta pequeña ciudad. Tras Haglofs nos dirigimos entonces a conocer nuestro primer IKEA, donde tras dar unas vueltas nos dispusimos a comer las mundialmente famosas Kötbullar o albóndigas suecas, en un comedor repleto de locales que salieron a almorzar por el feriado. Un sabor más para los recuerdos de mi paladar.

    Ya cerca de las 3 de la tarde, regresamos a la Estación de Buses y nos subimos al autobús que nos llevaría a Pajala, en plena Laponia Sueca, y desde dónde tomaríanos el bus final hacia Kiruna, la ciudad más septentrional de Suecia.

    Los paisajes a lo largo del camino eran pintados, casas de colores que brillaban en la nieve y paisajes verdes que complementaban los pequeños y pintorescos pueblos, todos con construidos alrededor de sus hermosas Iglesias de Maderas. Acompañado todo por la belleza de la íntima luz de las velas en los cementerios.

    Cuando se hizo de noche, arribamos a nuestra escala, la muy nevada ciudad de Pajala, donde descendimos con las valijas en una parada de autobús, a cuya espalda se hallaba la estación de buses que se encontraba cerrada por el feriado. Aunque a decir por los horarios pintados en la ventana del Café de la estación, permanecía mas tiempo cerrada que abierta. A decir verdad, parecía que hallarla abierta era casi un hallazgo.

    El último tramo hacia Kiruna fue en la más oscura de las noches, y mientras atravesábamos pueblos algo nos llamó poderosamente la atención: las ventanas y como cada una de ellas estaba iluminada y decorada de una manera especial, una característica que observaríamos también cuando llegamos a nuestro destino final. Kiruna nos recibió con muchísima nieve, que por más hermosa que nos parecía, hizo de nuestra caminata al hotel arrastrando las maletas un calvario invernal. eran 500 metros que parecieron decenas de kilómetros por la altura de la nieve y el peso de los equipajes. Pero finalmente llegamos y pudimos ingresar al hotel a eso de las 20:30. Agotados, exhaustos, pero con las ganas siempre de ir al sauna, para recuperar energías y calor en el cuerpo.

    Vista desde el Sauna hacia la Mina de Hierro de Kiruna.

    Kiruna se revelaba como una ciudad enigmática, solitaria, por un lado pintoresca, por otro lado industrial y con la nube blanca que salía constantemente de la mayor mina de hierro del mundo: un lugar del que poco esperaba, pero que finalmente, se robaría mi admiración por su atípica belleza. No es un pueblo de casitas de colores en medio de la montaña, ni de la idílica postal al lado del lago. Las pintorescas construcciones, tal su espectacular Catedral, la más linda de Suecia según los suecos, contrastaba con la oscuridad y pesadez de ser un pueblo minero en mudanza, porque gracias a la ampliación de la mina, todo el pueblo debe moverse 3 kilómetros para evitar desmoronarse. Por esa peculiar y efímera belleza, Kiruna ya se comenzaba a instalar en mí, como uno de los puntos altos de cualquier viaje que recuerde. Porque quizás pueda regresar, pero nunca a la misma Kiruna que esa noche comencé a conocer.

  • Crónicas Laponas Nº 5: ARKTIKUM, Un Museo Interactivo y desde dónde ver Auroras Boreales

    Crónicas Laponas Nº 5: ARKTIKUM, Un Museo Interactivo y desde dónde ver Auroras Boreales

    Nuestro tercer y último día en Rovaniemi fue diferente, muy diferente en muchos aspectos. Habiendo arribado a nuestro hotel cerca de las 3 de la mañana tras nuestra primera aproximación a las Auroras Boreales, cómo nunca antes, nos levantamos a desayunar y regresamos a la habitación a dormir hasta cerca del mediodía. Estábamos muy cansados y nos permitimos esa licencia. Ya no tenemos 20 años…

    A la Izquierda el edificio del Centro Pilke, a la derecha, ingreso a Museo Arktikum.

    Salimos del hotel a la gris Rovaniemi, que a su frío lo acompañaba de una levemente incómoda llovizna. Ingresamos a algunos negocios en el camino, hasta, tras caminar unas cuadras, llegar a nuestro destino de ese día: el Centro de Ciencias Pilke y el Museo Arktikum, este último objeto de nuestro principal interés. Los precios para entrar al Arktikum eran de 13 Euros por persona y por 15 Euros ingresábamos a ambos, por lo que nos decidimos por esa opción. Toda la información sobre el Centro Pilke en este link, y sobre el Arktikum en este otro enlace. Cabe aclarar que para adquirir los dos ingresos por 15 Euros hay que hacer dicha compra en el Centro Pilke.

    Centro de Ciencias Pilke

    Interior del Centro de Ciencias Pilke

    El Centro de Ciencias Pilke es un centro interactivo para gente de todas las edades en el cual se enseña y muestra a través de juegos interactivos el proceso del uso sostenible de la madera de los bosques nórdicos. Pequeño, bien diseñado, divertido e interesante. Transcurrimos entre los juegos aproximadamente 45 minutos y nos retiramos por la salida que nos conectaba directamente con la entrada al Arktikum.

    Arktikum: El Museo Para Quien No Gusta de Museos

    Interior del Museo Arktikum.

    El Arktikum es, tal lo sugiere el nombre, es el museo, centro de ciencias y centro de conferencias, donde se puede aprender sobre todo lo referente al Ártico. Un museo atípico, con mucha interactividad y que sentimos nos enseñó muchísimo sobre esta región. Cuenta con exhibiciones permanentes y temporales, y un sector específicamente dedicado a las Auroras Boreales, donde incluso nos podemos acostar en unos almohadones y ver en la pantalla del techo una recreación en video de las Auroras Boreales. Para ver el video, solo clickeá aquí.Como dirían en España, una pasada.

    Vista de las Auroras Bpreales desde Arktikum. Foto: Wikimedia Commons

    Precisamente, el Arktikum cuenta como característica arquitectónica principal, una larga galería semicircular vidriada que desemboca en la orilla del río Ounasjoki. Precisamente en el Arctic Garden, tal como se llama al Jardín que rodea la galería del Arktikum en la orilla del río, se encuentra el mejor Spot para ver las Auroras Boreales en Rovaniemi. Esto se da porque alrededor de la galería hay una relativamente baja polución lumínica, lo que permitiría ver las auroras. Y lo mejor, a una caminata de solo 10 minutos desde el centro.

     

    En el Artikum aprendemos de fauna, flora, del proceso de formación de las Auroras Boreales, pasando por el cambio climático global y otras amenazas ecológicas que afectan al ártico, con especial énfasis en los pueblos que habitan la región, y en particularl los Sami, el último pueblo aborigen de Europa y cuyos miembros viven en la Laponia. Llama la atención la recreación de una confitería de una estación de servicio en la laponia finlandesa, por su importancia en la vida e historia reciente de la región. Todo de manera amena e interactiva. Altamente recomendable si estás en Rovaniemi.

    Me pareció tan interesante que comparto a continuación una Galería de Fotos para quienes quieran conocer un poco más del Arktikum.

    Tras ello, nos dirigimos al hotel donde cumpliríamos con nuestra rutina por última vez: visitar el sauna, para posteriormente ir a la habitación para descansar. Al otro día dejábamos Rovaniemi con destino final en la enigmática Kiruna, la ciudad más septentrional de Suecia, y hacia donde llegaríamos en una larga combinacion de trenes y buses. Viajar por la Laponia en transporte público es ciertamente más difícil que hacerlo en auto por cuenta propia, pero no imposible y menos atractivo. Finalizaban nuestros días en Finlandia, pero con la íntima certeza de que al país del Suomi, Korvapusti, pasteles de karelia y los saunas en todas las formas, seguramente habremos de volver.

  • Crónicas Laponas Nº4: Lo que necesitás saber para ver Auroras Boreales

    Crónicas Laponas Nº4: Lo que necesitás saber para ver Auroras Boreales

    Cuando llegamos a Rovaniemi desde la Santa Claus Village vinimos pensando en lo que nos dijeron sobre las altas probabilidades de ver las Auroras Boreales esa noche. Por ello, apenas descendimos del bus y tras sacar fotos del atardecer en Rovaniemi, nos fuimos a la oficina de información turística, y nuevamente consultamos sobre las chances de observar las luces del norte, y la mujer que nos atendió nos confirmó lo que habíamos escuchado. Entonces decidimos reservar un tour que nos lleve lejos de la polución lumínica y tener mejores chances. La mayoría de los tours ya estaban sin vacantes disponibles, pero afortunadamente encontramos un par de vacantes en la excursión que realizaba la empresa Lapland Welcome, por un precio de 80 euros cada uno. «Estás entregando un riñón», me decía una joven española que dudaba sobre hacer o no la excursión mientras me observaba firmar el cupón de la tarjeta. Finalmente, las dos parejas que conformaban ese grupo también se animaron, y quizás algo haya tenido yo que ver en convencerlos.

    Atardecer en Rovaniemi, Finlandia.

    ¿Excursiones? No Son Imprescindibles, Pero Ayudan Mucho

    En momentos de planear el viaje, una excursión ya había sido aceptada como parte del presupuesto. ¿Por qué? Porque no todas las auroras son tan fuertes como para ser visibles a pesar de las luces de la ciudad. Para que las Auroras sean visibles deben suceder dos cosas: por un lado, cielos despejados, y por otro, gran actividad solar. Pero llegada la temporada fuerte de auroras, de Octubre a Marzo, quizás con cielos despejados sea suficiente para verlas. Las excursiones para observar Auroras te llevan lejos de la ciudad, a lugares sin contaminación lumínica, en la mayor de las oscuridades. Eso permite que incluso con una baja intensidad de actividad solar se puedan observar en la oscuridad profunda de la cima del cerro. No siempre es necesario contratar una para verlas, pero ayuda y mucho.

    ¿Caro? Bueno, en Suecia y Noruega lo es mucho más

    Salchichas cocinándose en la fogata dentro de la carpa.

    Y además, queríamos garantizarnos observar una Aurora Boreal lo más pronto posible para quitarle presión de seguir persiguiéndolas durante el resto de nuestro recorrido. Además, y no menos importante, Rovaniemi era el lugar con los precios más bajos para excursiones para observar Auroras. De hecho, en el norte de Finlandia había incluso excursiones que comenzaban en los 59 euros. En cambio, en nuestros posteriores destinos, la bella Kiruna en Suecia y Noruega, las excursiones no bajaban de los 200 euros por persona. Por ende, Rovaniemi era sí o sí el destino para contratar una.

    Ubicaciones Privilegiadas

    Departamentos para avistamiento de Auroras Boreales en Katkavaara, Finlandia.

    En general las excursiones te van a llevar hacia lugares donde haya una mayor posibilidad de cielos despejados. En el caso de Rovaniemi, está la región de Katkavaara, donde se alquilan departamentos para avistamiento de auroras por la gran frecuencia con la que aparecen, y en Suecia destaca el Parque Nacional Abisko, a una hora de Kiruna, donde el microclima provoca que por las noches los cielos estén casi siempre despejados incrementando las chances de observar el fenómeno natural. Islandia o las Islas Lofoten en Noruega son extraordinarios lugares para ver Auroras pero a la vez son lugares de fríos mucho menores a la Laponia, por sus climas insulares. Las islas tienen inviernos menos fríos y veranos menos calurosos, en gran parte debido a las nubes que cubren su cielo constantemente. Seguro vas a poder ver Auroras en estos lugares, pero quizás no con la misma frecuencia o facilidad que en la Laponia continental, que posee cielos despejados por las noches, pero eso representan terribles heladas con temperaturas de -20 o más. De hecho, la Laponia Finlandesa es la más fría de las tres, y ejemplo de ello son algunas ciudades finesas que rozan o superan los -50 en algún punto del crudo invierno.

    Vista del Parque Nacional Abisko, Norrbotten, Suecia.

    Otra cosa a tener en cuenta en la búsqueda de Auroras es la absoluta imprevisibilidad del tiempo en las zonas del Círculo Polar Ártico. Las nubes se pueden ir o aparecer en cualquier momento, por lo que un día con pocas posibilidades de observar auroras se puede transformar en una espectacular demostración de luces danzantes en el cielo, que quizás desaparezcan en minutos. Las Auroras pueden durar un minuto como una hora. Todo es impredecible.

    Vistiéndonos Para La Ocasión

    La espera hasta que la van nos vino a buscar en el hotel a eso de las 9 de la noche, fue emocionante. Separando ropa, dejando a mano la cámara de fotos llevada sólo y únicamente para fotografiar Auroras. Para todo lo demás, usamos los celulares.

    Ejemplo de Overol Térmico, de uso ideal para temperaturas muy bajas.

    La primera parada fue la oficina en el centro de Rovaniemi donde, como en todas las excursiones del tipo, nos proveyeron de los mamelucos térmicos y demás accesorios de indumentarias para no sufrir el intenso frío en lo alto del cerro sin costo adicional. Cabe recordar que ciertas temperaturas solo se combaten con indumentaria técnica, que es la que las agencias te proveen. De todas maneras, sino vas a tomar excursión o no alquilás ropa, date una vuelta por este post en el que te explico como vestirte para no pasar frío.

    Llegando a Katkavaara

    En Rovaniemi, y en cada lugar donde se puedan ver Auroras, cada compañía o agencia tiene un spot desde donde observar las auroras. En el caso de Lapland Welcome, se trata de una colina en Katkavaara, una zona de colinas y bosques a 45 minutos de Rovaniemi donde hay un porcentaje de avistamiento de auroras del 80%.

    La empresa tenía una pequeña casa que funcionaba como base en la base de la colina. Allí nos dieron linternas y emprendimos nuestro camino a la cima. Fue entonces cuando empezamos a caminar que la noche se volvió abrumadora. La oscuridad era lo único que se dejaba ver. Todos en el tour debíamos subir el cerro con la ayuda de nuestras linternas, caminando sobre piedras húmedas e hielo. Podría haber sido más frío, lo sé, pero la verdad es que estaba tan concentrado en resbalar y caer que no tenía tiempo para evaluar el nivel de frío. El cielo estaba tan despejado, de un azul profundo con estrellas que brillaban por doquier. Ya el sólo hecho de esta experiencia lejos de Rovaniemi en el medio de la nada, valía la excursión.

    Te dicen que no, pero…

    Las predicciones en Aurora Forecast, una de las apps que debés tener si estás cazando auroras, indicaba una muy baja actividad solar en Rovaniemi, y las chances de verlas eran de apenas 2%. Casi nada, pero no en vano en Finlandia se ven auroras 200 días al año. Y este día no sería la excepción.

    A eso de las 11 de la noche (coincidentemente con las estadísticas que los períodos de mayor actividad se dan entre las 11 y 12 de la noche), comenzamos a ver una tenue luz verde en el horizonte por el norte. Tan tenue que si no estábamos en ese lugar tan aislados de la contaminación lumínica, hubiese sido imposible de divisar. Luego la luz se hizo más intensa y se comenzó a mover. Siempre en tonos verdes; los demás colores sólo son perceptibles al lente de una cámara. Una belleza sobrecogedora que, si bien jamás se va a parecer a la de las fotos porque nuestro ojo no capta ni puede ver esos colores, deja sin palabras. Y de pronto solo hubo silencio, oscuridad e intimidad; mujeres y hombres de todas las edades apoyaban su cabeza en el hombro de sus parejas, otros elegían darse la mano. Para todos era un sueño que tuvimos la suerte de que se nos cumpliera. Las luces permanecieron un rato largo, por algo más de dos horas, en las cuales nos fuimos a comer unas salchichas que cada uno debía cocinar en la fogata encendida dentro de la carpa Sami que armaron para que nos resguardásemos todos del frío. Pero de vez en cuando salíamos y aprovechábamos la ausencia de los demás turistas para quedarnos a solas con ella. Esa aurora que apareció en el horizonte cuando las predicciones indicaban que era improbable, casi imposible, y que sin embargo se hizo presente.

    Llegamos a las 2 Am al hotel, agotados, extasiados, aliviados y maravillados; todas las sensaciones juntas para un día difícil de olvidar. Una experiencia tan magnífica que pasé por alto el haberme olvidado la cámara en el hotel, que la había llevado solo para ese día. Pero poco importó, gracias a un joven de la India que trabajaba en Alemania y que resultó ser fotógrafo profesional (y cuyo nombre se puede leer en la foto), obtuvimos fotos que jamás podría haber yo logrado, fotos obtenidas también por el guía de la excursión; todas imágenes que disparan en nuestras mentes recuerdos de lo que fácilmente puede catalogarse, una de las mejores noches de nuestra vida.

  • No Hay Mal Clima, Solo Hay Mala Ropa: Guía para Vestirse en Vacaciones Invernales

    No Hay Mal Clima, Solo Hay Mala Ropa: Guía para Vestirse en Vacaciones Invernales

    Muchas veces he twitteado o he posteado sobre viajes a destinos cuya mayor belleza o auge es en estaciones frías, y muchos de ellos, con temperaturas gélidas. Fotos o videos que reciben comentarios del tipo «qué hermoso, me encantaría ir pero yo no podría con ese frío», como si las temperaturas no siempre tan bajas fuesen una barrera infranqueable. Y la verdad es que si hay un sector de la indumentaria que ha evolucionado enormemente gracias al uso de tecnologías es precisamente la indumentaria de invierno. Por eso, parafraseando en el título el slogan de la marca noruega Helly Hansen, me propongo enumerar lo que yo creo son los elementos esenciales para unas espléndidas vacaciones en destinos invernales:

    VESTIRSE EN CAPAS

    La recomendación general es la de usar varias capas tipo cebolla. En los destinos invernales, todo lugar al que ingreses va a estar calefaccionado, por lo cual siempre es bueno al ingresar a una confitería facilitarnos la aclimatación sacándonos alguna prenda para estar cómodos. Por eso voy a dividir la vestimenta de invierno, en capas.

    Primera Capa: Ropa Térmica

    Es para mi lo más importante a la hora de mantener el calor corporal y de evitar llevar encima numerosas capas de ropa que hagan de nuestra movilidad un martirio.

    Torso y Piernas

    Tanto los pantalones como remeras térmicas vienen de varios materiales: desde algodón, pasando por materiales sintéticos y la que considero yo es la óptima: lana merino. Los térmicos de merino son fantásticos, puesto que mantienen el calor, tienen respirabilidad y previenen olores. Es asimismo la opción más cara en cuanto a interiores térmicos y se justifica la inversión si vas a destinos de mucho frío o si sos una persona friolenta. Lo importante es que la prenda que elijas sea respirable y que vos te sientas cómodo con ella.

    Pies y Manos

    En el caso de las medias y guantes de primera piel existen diversos materiales. Podés comprar merino, y sino, en el caso de los guantes, podés usar los llamados liner que son más bien sintéticos y cumplen con su función. Respecto a las medias primera piel, existe la opción de merino o una amplia variedad de opciones más económicas que van a cumplir la función.

    Segunda capa:

    Esta capa tiene la función de brindar abrigo adicional al retenido por la capa de prendas térmicas. De ahí el uso de lanas, polar y materiales relacionados con el calor corporal.

    Torso

    Una vez solucionado el tema de la ropa térmica procedés a la segunda capa. En general, para vestir sobre la camiseta térmica es ideal un buzo o campera polar o micropolar que cubran el cuello, ya que son prendas livianas y comfortables. Otra opción, si sentís mayor frío o simplemente lo preferís así, es un sweater.

    Pantalón Soft Shell con corte urbano.

    Piernas

    En el caso de los pantalones, lo primordial es mantener la capa térmica y el cuerpo secos. La nieve es agua y cuando se derrite, atraviesa el pantalón, y una vez humedecida la capa inferior, todos nuestros planes de mantenernos calientes fracasaron. Para evitar que ello ocurra, existen 3 opciones de impermeabilizar las piernas: la primera, es la de comprar pantalones de esquí, que son impermeables, calientes y muchos tiene ajustes en los tobillos para evitar que entre nieve; la segunda comprar pantalones soft-shell, que generalmente vienen forrados con polar por dentro y poseen una textura similar al neoprene y con una impermeabilidad parecida a las de las membranas Goretex, del lado externo. Lo bueno de estos pantalones es que tienen corte de pantalones urbanos y buen calce. La tercera opción, si no vas a invertir en ropa invernal porque no es algo que vayas a hacer muy seguido, es la de usar un pantalón común abrigado y encima usar un pantalón de lluvia, que tienen elásticos en la cintura y vienen con botamangas ajustables para que sean fáciles de colocar y fáciles de ajustar una vez colocados. En mi caso tengo pantalones soft-shell, pero tengo también unos pantalones de lluvia marca Ombú que las veces que los utilicé funcionaron de maravilla.

    Pies y manos

    Para la segunda capa, existen numerosos tipos de medias de abrigo: medias técnicas a comprar en negocios de indumentaria de aventura y medias de lana de todo tipo. En nuestro caso, utilizamos medias de lana de llama, que son muy calientes y a las que nosotros estamos acostumbrados.

    Respecto a los guantes, es también una cuestión de gusto personal: hay quienes prefieren usar guantes gruesos e impermeables, otros usan unos guantes cortavientos de neoprene que son más livianos pero no tan resistentes al agua, y por último están quienes prefieren mitones, generalmente de lana. Los mitones consisten de un espacio común para los cuatro dedos de la parte superior de la mano. Repito, es gusto y comodidad personal.

    Capa final: Secos es igual a Calentitos

    El Abrigo

    Esta última capa tiene la funcionalidad de repeler dos de nuestros grandes enemigos en climas frios: el viento y la lluvia o nieve. En el caso del abrigo, podés elegir una campera gruesa con exterior impermeable o repelente de agua. Las hay de plumas y de otros materiales, y es donde podés jugar con piel en la capucha, colores; cuestiones más referidas a la estética y a verte bien.

    Modelo de Campera 3 en 1.

    Personalmente, me parecen una gran opción las camperas 3 en 1, que generalmente están conformadas por una campera impermeable en el exterior, y con camperas interiores que se pueden adosar con un cierre o usar por separado. Algunos modelos por ejemplo, traen para usar una campera de plumas en el caso de fríos más fuertes y una segunda de otro material como por ejemplo Primaloft, para días no tan fríos. Una tercera opción opción es la de usar una campera de plumas abrigada y encima un impermeable liviano.

    Cualquiera sea la opción que uses va a estar bien, mientras logres el objetivo primordial: mantenerte seco.

    Pies secos, Pies calentitos

    Lo mismo corre para los pies. Personalmente, considero imprescindible unas buenas botas impermeables, que te mantengan los pies secos y sean cómodas para caminar. Generalmente la impermeabilidad se obtiene a través de cuero impermeabilizado o membranas impermeables. Un consejo en este caso es comprar siempre medio o un numero más grande de lo habitual para poder usar dos medias y aun estar cómodo. Hay muchas marcas que funcionan muy bien: Merrell, Timberland, Sorel, Basque, son algunas de ellas. Recomiendo, dentro de tus posibilidades, quizás invertir más en este ítem, que además va a tener una gran durabilidad si le das los cuidados correspondientes.

    Accesorios y opcionales:

    Quedan aparte una multitud de accesorios que van a depender del gusto personal y nivel de frío: Los imprescindibles Gorros, Bufandas, los multifuncionales Buff, orejeras, polainas y hasta pasamontañas en el caso de enfrentar temperaturas extremas. Todo sirve de acuerdo a la necesidad personal.

    CONCLUSIÓN

    Al frío no hay que tenerle miedo. Si quizás sea importante invertir en unas buenas botas y campera, y lo demás lo podés manejar hasta con prendas que tengas en casa. Hay interiores térmicos de precios no elevados que pueden cumplir la función. Que el frío no te impida conocer lugares tan bellos, porque como dicen los escandinavos: No hay mal clima, solo hay mala ropa.

  • De Helsinki a Tallinn en Ferry: Crónica De Un Día Agitado

    De Helsinki a Tallinn en Ferry: Crónica De Un Día Agitado

    En nuestro primer viaje a Helsinki nos quedamos con las ganas de cruzarnos a Tallinn, la Capital de Estonia. Por ello, cuando planeamos nuestra segunda visita, nos pusimos de lleno a organizar nuestro viaje a esta bella ciudad.

    Vista del West Harbour de Helsinki desde el Ferry.

    Por cuestiones de tiempo, decidimos ir por el día desde Helsinki. Para ello compramos pasajes de Ferry por Tallink Slija por un precio de 80 Euros ida y vuelta para dos personas. Hay otras empresas que hacen el mismo recorrido como Viking Line y Eckerö, que cuestan más y cuyos trayectos duran 3 horas contra 2:30 de los de Tallink, cuyos barcos poseen todas las comodidades. Asimismo, está Linda Line Express, una empresa cuyo costo es sustancialmente más bajo, de 20 a 25 Euros por persona el viaje de ida y vuelta. Decidimos por Tallink por dos razones: la primera era que los horarios nos resultaban más cómodos, y la segunda el tipo de embarcación. Linda Line ofrece embarcaciones más pequeñas que ante más viento de lo habitual o un poco de mal clima, suspende las salidas; incluso lo hace en verano. Las otras empresas, en cambio, utiliza verdaderos cruceros para realizar este trayecto, como así los que van a Estocolmo. El Mar Báltico es muy ventoso, más en Noviembre que es la fecha en cuando nosotros fuimos. Por ello era imprescindible elegir una empresa que nos garantice ida y vuelta ya que al otro día tomábamos ya nuestro tren a Rovaniemi.

    Zona de Embarque en el West Harbour de Helsinki.

    La mañana del viaje fuimos en UBER hasta el West Harbour de Helsinki, un puerto un poco más alejado del centro. El UBER por la mañana costó unos 9 Euros, pero a nuestro regreso a la noche, por esas cosas de la demanda de un ferry recién arribado, el mismo trayecto costaba 30 euros. Por lo que en el regreso decidimos tomar transporte público, una travesía relatada aquí.

    A nosotros nos tocó el Tallink Megastar, tanto a la ida como a la vuelta. Por dentro tiene muchos lugares para sentarse, desde mesas con sillas, pasando por confortables sillones, e incluso restaurantes, bares y patio de comida, que incluye entre otras cosas a Burger King y Cafés de Starbucks. Asimismo incluso ofrece un sector con PlayStation para que jueguen los menores (lo que nadie respetaba) y máquinas tragamonedas.

    Alcohol, alcohol y más alcohol

    Pero lo más llamativo es su enorme tienda de Duty Free con una enorme variedad de bebidas alcohólicas, que constituyen el objetivo primordial de los finlandeses. A excepción de cervezas de hasta 3,5% de graduación alcohólica, todas las demás bebidas alcohólicas en Finlandia, sólo pueden ser compradas en las tiendas del Estado llamadas Alko. Estas tiendas representan un gran obstáculo por varias razones: primero que nada abren muy pocas horas y permanecen cerradas casi todo el fin de semana, hay pocas cajas abiertas por lo que las filas son interminables y los precios son exhorbitantes. Como obstáculo cumple bastante bien su función. Pero hecha la ley, hecha la trampa…

    A partir de la severidad de las restricciones y los elevados costos, es que los Helsinguinos cruzan a Estonia por el día y adquieren obscenas cantidades de bebidas alcohólicas de todo tipo por una fracción de lo que pagarían en Finlandia en la tienda del Ferry. Por ejemplo: un pack de 24 latas de 355 ml de cerveza Carlsberg costaba en el Ferry unos 16 Euros, mientras que cada lata en Helsinki se conseguía a un valor de casi 2 euros, es decir 48 euros por las 24: el triple de su valor. Y hablo solo de cervezas, me imagino que la diferencia de precios en vinos y las muy populares bebidas blancas por aquellos lares, hacen que el pasaje se amortice en un par de compras.

    Sector con PlayStation para que jueguen los menores de 16 años.

    Párrafo aparte el regreso: a pesar de tratarse de un barco de gigantescas dimensiones, el trayecto fue de lo más agitado. Llamaba la atención como todas las góndolas de las tiendas estaban envueltas en papel film para evitar que los productos se cayeran por los importantes movimientos del barco. Por esas razones recomiendo, si vas a tomar estos ferries, que lleves algo para las náuseas.

    Regresando a Helsinki con dos souvenires de Estonia: un diccionario Estonio-Español para la colección y una cerveza de A. Le Coq, la marca estonia más importante.

    Un viaje que bien valió la pena, en el que nosotros también aprovechamos y compramos nuestro pack de Carlsberg y que nos permitió hacer un viaje por un día a una ciudad muy bella, que describiré en futuro post, y que aún no entiendo, cómo todavía es pasada por alto por el turismo masivo.

  • Crónicas Laponas Nº 1: Helsinki, La Elegante Parada Previa

    Crónicas Laponas Nº 1: Helsinki, La Elegante Parada Previa

    Helsinki me recibe nuevamente, poco más de un año después de mi primera visita. Arribamos a uno de los aeropuertos más lindos que conocí en la vecina ciudad de Vantaa, el aeropuerto hub de la gran Finnair. Helsinki está oscura, fría, solitaria. Es un domingo pasadas las 8 de la noche de fines de octubre. El otoño se está yendo y dando lugar al crudo invierno. Helsinki es una ciudad cuya arquitectura parece mimetizarse con el paisaje del frío. Tomo el Finnair City Bus (la opción más viable si viajas solo o de a dos. Para más personas UBER es una buena opción) hacia mi hotel y observo a mi camino todos aquellos lugares que ya recorrí y que me inspiraron a volver. Helsinki no es espectacular; no es grandiosa como Estocolmo o Copenhague, ni tan elegante como Oslo, ni preciosa como Bergen. Es más bien modesta, sobria, gris; pero encantadora y sofisticada como pocas. Una ciudad de 800 mil habitantes que parece aún más pequeña. Una ciudad de saunas en los McDonalds o incluso en teleféricos, y de devoción por los arquitectos, la capital del país del Korvapusti (el rollo de canela cuyo origen se disputan con Suecia y su Kannelbullar), de Santa Claus y de uno de los inviernos más crudos de Europa. Un país de arquitectura vanguardista que refleja su presente y futuro, y de construcciones históricas y sobrias que reflejan su pasado víctima de innumerables invasiones, mayormente rusas.

    La mañana siguiente disfruto de mi primer desayuno escandinavo del viaje: panzada de arenques en todas las salsas, salmón; disfruto de la maravillosa variedad de la panadería nórdica, y obviamente cedo ante los acostumbrados gofres o waffles con crema batida y frutos del bosque que parecen sacados de una foto retocada con Photoshop. Y tras esa recarga de sabores y sensaciones, Helsinki me despide temporalmente para visitar la vecina Tallinn, con una nevada que embellece todo. Y me acoge nuevamente bien entrada la noche, cuando, con un pack de 24 Carlsberg a cuestas (compradas a 16 Euros el pack contra 2 euros por lata en Finlandia), y con la ayuda de dos naturalmente amables y corteses policías, tomo una combinación de tranvías para llegar al hotel desde el frío penetrante del puerto. Dos policías que se subieron al mismo tranvía para acompañarnos a la primera parada, que cuando se dieron cuenta de que estábamos yendo en la dirección equivocada, nos acompañaron hasta la mismísima segunda parada. Cosas de Escandinavia…

    Desayunando en Escandinavia

    Desayunando en Escandinavia

    Estación de Trenes de Helsinki, diseñada por Eliel Saarinen

    Al día siguiente nos dimos el gusto de volver a recorrer cada rincón que recordábamos con tanto cariño de la capital más menospreciada de los países Nórdicos. Pasando por la Ratautientori, la estupenda Estación de Trenes diseñada por el magnífico Eliel Saarinen, uno de los grandes e icónicos arquitectos del siglo XX, padre del famoso Eero Saarinen y mentor de éste y nada menos que Charles Eames; o la Akateeminen Kirjakauppa, la librería diseñada por el otro gran ícono de la arquitectura y diseño finlandés: Alvar Aalto. Un país tan peculiar que a sus arquitectos los elevan a estatus de cuasi héroes nacionales.

    Fachada de la Akademikeen Kirjakauppa.

    Interior de la Akademikeen Kirjakauppa, edificio diseñado por Alvar Aalto.

    Fachada de la Catedral de Uspenski, Helsinki

    Interior de la Catedral Ortodoxa de Uspenski, Helsinki.

    El día era horrible, una fría llovizna y un cielo tan cargado que provocaba que todo luciera muy obscuro, casi tanto como el interior de la Catedral de Uspenski, la bonita y tenuemente iluminada iglesia Ortodoxa Rusa, que recuerda su pasado cuando en época de los zares, la ahora capital finlandesa era considerada la pequeña San Petersburgo. No tan opulenta ni tan dorada como otras construcciones ortodoxas rusas, sino más bien modesta, sobria; precisamente como Helsinki. Una tenue luz que se extendía al exterior, donde el cielo no brillaba, apenas ayudaba a las luces artificiales prendidas desde muy temprano. Pero no necesito del sol del caribe para deambular por la elegante Esplanadi, ese hermoso y estrecho parque en inmediaciones del puerto, que se encontraba en el camino hacia mi rincón favorito de la capital finesa: el Viejo Mercado del Pescado; un elegante reducto de madera en pleno Puerto de Helsinki que envejece literalmente como los mejores vinos; un mercado donde comer pescados de los más variados, un kebab con carne de reno o incluso de oso; o simplemente como fue mi caso, un café con un maravilloso Korvapusti. Pero lo más importante era nuevamente sentir que había regresado a uno de los hogares virtuales que tengo diseminados por el mundo. Y a eso, no se le puede poner un precio.

    Parque de Esplanadi, Helsinki.

    Facada del Mercado Viejo, Helsinki.

    Mercado Viejo de Helsinki.

    Café con Korvapusti en el Mercado Viejo de Helsinki.

    Atrás quedaron el moderno y llamativo monumento a Jean Sibelius, el más grande compositor de la historia de Finlandia; la Temppeliaukio, esa peculiar y diferente Iglesia construida dentro de la roca, o la Senaatintori, la Plaza del Senado donde convergen el poder político, religioso, comercial y científico, entre muchas otras cosas para ver que te recomiendo aquí. Volver a una ciudad tiene el beneficio de poder deambular sin sentido, sin la presión de tener que conocer tal o cual rincón, monumento o atracción. Un regreso que no hace otra cosa que reafirmar esa cálida familiaridad que tengo con un lugar tan distante (tanto física como culturalmente) como Finlandia. Una ciudad que serviría como partida hacia uno de mis viajes más deseados pero menos soñados, una travesía que me llevaría a recorrer pueblos que ni siquiera sabía que existían y que terminarían robando el corazón: comenzaba entonces el viaje a lo impensado, a la muchas veces bastardeada y no bien valorada belleza del frío: comenzaba nuestra travesía por la Laponia. Eso sí, con la certeza de que a Mi Helsinki yo he de volver.

  • Helsinki: Qué hacer en 24 horas en la capital de Finlandia

    Helsinki: Qué hacer en 24 horas en la capital de Finlandia

    La capital de Finlandia es un destino común en los cruceros que recorren el Mar Báltico, por lo que es importante saber que en Helsinki la mayor parte de las cosas se pueden hacer en un día, ya que se trata de una ciudad pequeña y donde las mayores atracciones se encuentran realmente cerca. No es una ciudad muy turística, pero sí una ciudad con mucho encanto. Aquí va lo que yo considero esencial de conocer si vas por Helsinki por un día:

    Plaza del Senado

    La Plaza del Senado (Senaatintori)

    La plaza del senado es ideal para sacarte una de las fotos de Helsinki. Allí se pueden observar el edificio del ex Senado y ahora residencia del Primer Ministro de Finlandia,  y la Catedral de Helsinki. Podés subir las escaleras hacia el senado y tener una linda visual de la ciudad. Es un espacio abierto, muy agradable para pasear. La Plaza fue diseñada por Carl Ludwig Engel y es una alegoría de la convergencia del poder político, religioso, científico y comercial.

    Interior de la Catedral de Helsinki

    Catedral de Helsinki

    En mi opinión, es más linda por fuera que por dentro. Casi imposible sacarle una mala fotografía. Por dentro, carece de grandes ornamentos. Es muy blanca y nada ostentosa, algo que es muy coherente con la arquitectura y vida escandinava. Vale la pena una corta visita.

    Catedral de Uspensky

    Catedral Ortodoxa de Uspenski

    Helsinki es conocida como la ciudad de las dos catedrales. Esta es la más atractiva de las dos y uno de los legados rusos en la ciudad, de cuando Finlandia fue un Ducado Ruso hasta su independencia en el siglo XX.

    Interior de la Catedral de Uspensky

    Aquí si verás oro en todas partes, magníficos candelabros, imágenes ortodoxas en mosaicos. Todo lo que esperás de una iglesia construida por los rusos, pero sin llegar a compararse a la fastuosidad de las grandes Iglesias Ortodoxas de Rusia. Tiene horarios de apertura variados según la época del año, así que lo mejor es averiguar eso antes de llegar a la ciudad para organizarte.

    Plaza del Mercado

    Plaza del Mercado (Kauppatori)

    Es lo primero que vas a ver una vez llegado al puerto de Helsinki, ya que se encuentra a la vera del mar sobre el puerto. Dependiendo la hora, vas a tener muchos puestos de souvenirs, artículos finlandeses como pieles, mermeladas sin azúcar, y muchos puestos de comida; todo al aire libre. Aquí es muy recomendable almorzar puesto que los precios son buenos y por 9 euros podes comer sopa de salmón con bebida incluida o probar las hamburguesas de carne de reno, y otras comidas típicas finesas, por un muy buen precio. Lindo lugar que refleja un poco de la vida local. Eso si, abrígate porque el viento es importante allí.

    Old Market Hall

    Mercado Viejo (Hakaniemi)

    Este mercado (mi rincón favorito en la ciudad) está literalmente a metros del Kauppatori. Aquí vas a encontrar muchos lugares para comer o tomar un café. Hay mucho delicatessen para probar, dulce o salado; desde pescados y kebabs con carne de reno, hasta repostería muy elaborada. El lugar es en sí precioso, y los precios bastante escandinavos (traducción: bastante altos).

    Interior de Temppeliaukio

    La Iglesia de Roca (Temppeliaukio)

    Es una iglesia excavada diectamente en roca sólida. Se encuentra en el centro de Helsinki. Es muy bonita e interesante, pero también muy pequeña. La entrada cuesta 3 euros y es una muy corta visita que bien vale la pena hacerla.

    Monumento a Jean Sibelius

    Monumento a Jean Sibbelius

    Jean Sibelius es el más grande compositor de Finlandia. Por ello, se le erigió un monumento muy atractivo y digno del diseño finlandés, en el Parque Sibelius. Un dato interesante es que una pequeña versión de este exacto monumento se encuentra en las oficinas de la ONU en París, y otro inspirado en el mismo, en las oficinas de la ONU en Nueva York. Todos diseñados por el mismo artista finlandés: Eila Hiltunen.

    Fachada de la Estación Central de Trenes de Helsinki

    Estación Central de Trenes (Rautatientori)

    Hace no mucho tiempo fue seleccionada por el diario británico The Telegraph como una de las 20 estaciones de trenes más espectaculares del mundo. Diseñada por el reconocido arquitecto Eliel Saarinen (padre del diseñador Eero Saarinen y mentor del mismo y del diseñador Charles Eames), fue abierta en 1919, y es una de las mayores expresiones del Art Nouveau que se puedan hallar.

    La Isla de Suomennlina

    Fortaleza Peninsular de Suommenlina

    Suommenlina es una isla cercana a Helsinki. Allí se construyó una fortaleza para defender a Helsinki de las invasiones, pero jamás llegó a ser utilizada como tal. Los ferrys salen desde la la Plaza del Mercado, y dependiendo la época del año, su frecuencia varia entre veinte o treinta minutos y una hora. El viaje dura 20 minutos. La isla es muy tranquila, hermosa para caminarla y recorrerla, atravesando el pueblo y la fortaleza, y si querés, podés tomarte un café en cualquiera de los muchos y hermosos Cafés que encontrarás allí. En mi opinión, una de las cosas mas lindas para hacer y ver en Helsinki. Eso sí, si vas solo por 24 horas quizás no te alcance el tiempo para ella. Deberás en todo caso resignar alguno de los otros lugares para hacerte tiempo y visitarla.

    Parque de la Explanada

    Explanada (Esplanadi)

    Es un precioso y angosto parque que se inicia a metros del Kauppatori. En verano muchos fineses lo utilizan para hacer picnic, y es el comienzo además del Distrito de Diseño. Aquí encontrarás Galerías y Centros Comerciales más caros, y se respira un aire de lujo, diseño y sofisticación, tanto en los negocios como cafés y restaurantes. Hermoso lugar para caminar y pasear.

    Estadio Olimpico de Helsinki

    Estadio Olímpico

    En 1952 se realizaron aquí los Juegos Olímpicos de Helsinki, que originalmente se iban a realizar en 1940 pero ello no sucedió debido a la Segunda Guerra Mundial. Su mayor atractivo es sin duda su torre de observación de 72 metros de altura, que además de haber sido el símbolo de los JJ.OO. de 1952, ofrece una espectacular vista panorámica de Helsinki. En los alrededores del estadio se encuentra la estatua de Paavo Nurmi, el legendario atleta olímpico finlandés que ganó 9 medallas de oro y 3 de plata, y estableció 22 records mundiales en distancias comprendidas entre los 800 y 10 mil metros.

    Estas son mis elecciones de lo primordial para ver en Helsinki. Otras opciones incluyen el complejo de Teatro y Museo de Arte Contemporáneo Kiasma, el Museo del Diseño Finlandés, la Casa de Alvar Aalto y demás museos. De todas maneras, mientras camines por Helsinki, te vas a cruzar con todos estos lugares, ya que como lo dije anteriormente, es una ciudad pequeña y con todas las atracciones muy cercanas entre sí.