Mes: junio 2017

  • ¿Por qué amo tanto Escandinavia?

    ¿Por qué amo tanto Escandinavia?

    Los países nórdicos están lejos de la Europa continental, tanto físicamente como en mentalidad y niveles de vida. A excepción de Estocolmo y Copenhague, las ciudades nórdicas carecen de construcciones espectaculares y de lujos ostentosos. De hecho la moderación y la humildad son la base de la cultura escandinava. En general, no te van a impactar las iglesias extraordinariamente ornamentadas, la espectacularidad de los monumentos, o el exacerbado lujo de sus palacios; el encanto de Escandinavia no reside allí. Por el contrario, las sociedades nórdicas, basan su conducta y vida en las famosas Leyes de Jante, un compendio de reglas en las que el bien común se encuentra por encima del bien personal, y en las que se condena la ostentación y arrogancia como uno de los peores pecados.

    El atractivo de los países escandinavos radica especialmente en la espectacularidad de los paisajes y en la búsqueda de las Auroras Boreales por su cercanía al Círculo Polar Ártico. Son países de gran extensión para los parámetros europeos (con la excepción de Dinamarca), y con poblaciones que no superan los 8 millones de personas, tal el caso de Suecia. La inhóspita región de la Laponia, compartida entre Noruega, Suecia y Finlandia, es dueña de una belleza cautivante y el lugar ideal para poder observar una aurora boreal.

    Estocolmo, Suecia.

    Asimismo, las ciudades son prolijas, ordenadas, con grandes parques o bosques, donde todo funciona perfectamente; el transporte llega a horario cronometrado, los conductores respetan a los peatones (no así los ciclistas, que merecen un capítulo aparte), hay ruido pero no barullo, y todos y cada uno de sus habitantes son amables, educados y hablan un perfecto inglés. Y es allí donde creo radica uno de los mayores atractivos de visitar los países escandinavos: su gente.

    Los nórdicos tienen sistemas educativos de excelencia (sino sólo mirar el caso de Finlandia, a quien frecuentemente se cita como el mejor sistema educativo del mundo). Todos hablan varios idiomas para facilitar su inserción en un mundo laboral globalizado, y son ávidos lectores. Por eso no sorprende la gran cantidad de librerías o cafés literarios que se encuentran en las ciudades. Pero a su vez, tienen una gran conciencia de su cuerpo y medio ambiente. El escandinavo entiende la necesidad de cuidar el cuerpo y la salud (los alimentos orgánicos son algo cotidiano), y practica, a pesar del duro clima que debe soportar, una gran cantidad de deportes al aire libre: trekking, running, esquí, etc. Por ello es que hay grandes parques o senderos que te llevan hacia bosques a muy corta distancia de la ciudad. Es que al haber vivido en tierras de climas tan extremos, desarrollaron desde la mitología nórdica una relación fundamental con la naturaleza. El escandinavo suele ser agnóstico o ateo, porque para ellos la naturaleza fue la que siempre rigió sus destinos. De allí nace una relación casi religiosa con la naturaleza y su cuidado.

    Swan Chair de Arne Jacobsen

    Otro aspecto muy atrayente de las ciudades escandinavas es la arquitectura moderna y el famoso diseño escandinavo (¿alguien dice IKEA?), que es a su vez funcional y posee una estética intrínsecamente relacionada con la naturaleza. En los países nórdicos residen algunos de los estudios de arquitectura más vanguardistas y reconocidos del mundo, y famosos son los diseñadores industriales y de mobiliario de estos lares. Sólo citar a Arne Jacobsen, el danés creador de sillones emblemáticos como Egg o Swan, y sillas como el modelo Seven, muy populares y modernos hasta hoy; o el finlandés Eero Saarinen, creador de la futurista y todavía actual línea Tulip,  o su compatriota Alvar Aalto, por solo nombrar algunos.

    Tulip Chair de Eero Saarinen

    Escandinavia es la otra parte de Europa: la funcionalmen-te moderna, la de las ciudades en medio de bosques, la de los kilómetros de tierras de bellezas inhóspitas, la de los baños termales públicos (Islandia) o saunas (Finlandia) como lugares de encuentro y socialización, la de niveles de vida y educación envidiables. Seguramente no todo es positivo, pero bien vale la pena permitirse conocer una parte del mundo dotada de una belleza diferente, pero no por eso menos subyugante y espectacular.