Hoy a eso de las 15 horas, estaba sentado en mi cama, haciendo trámites online, cuando recibo un llamado con una noticia inesperada, inaudita, conmovedora: se incendiaba la bella y magnífica Catedral de Notre Dame en la bella y magnífica París. Quedé simplemente estupefacto.

Acto seguido entré a mi fuente de información online, Twitter, y lo que veía era una imagen o video más horrible que el otro. El fuego en la parte trasera, que el techo corría peligro, hasta el momento en el que se rompió el corazón: el video cuando cae la aguja característica de Notre Dame. Se estrujó el alma, y tantas cosas pasaron por mi mente. No lloré, pero quise hacerlo.
Se derrumbó el techo. Roof is gone!
Se me quema un pedacito de vida 😩😭 #NotreDame pic.twitter.com/Y3cM6PCo3Z— Alf-Soler-microbiotweets🔬 (@alfonsosoler79) 15 de abril de 2019
Me dirán: es un objeto, un símbolo de la iglesia Católica opresora, cómo algo inanimado te puede conmover. Bueno, me tomo el trabajo de explicarte porque me conmueve (y porqué creo que debería conmover a todos):

– Es un pedazo de la historia de la humanidad, un reflejo de lo que el hombre puede hacer, un recordatorio de la transición del período romano al gótico, una auténtica maravilla del arte que tomó 182 años construirse para ser exactos, desde 1163 a 1345. Los bellísimos Vitreaux que Dios sabe que pasará con ellos, frescos, los techos; todo es un legado cultural de la humanidad, que sí, está en Francia, pero en algún punto pertenece a todos, porque cuando lo admirás y atesorás esas imágenes, pasa a ser una parte tuya.

– Ya lo dije en el párrafo anterior, es el único edificio en pie que quedaba de una etapa tan única como fue la transición entre lo romano y lo gótico, un edificio sin igual. Es una iglesia, claro que sí, pero el arte, la arquitectura y la belleza trascienden a la fe católica. es como si fuese a una Mezquita de Irán y no pudiese apreciar su belleza por ser un templo musulmán. No admite análisis.

– Es el monumento más visitado de la Europa abundante en monumentos, aun más visitado que la mismísima Torre Eiffel. Me dirás que eso es porque su ingreso es gratuito, en parte sí, pero no deja de ser un logro por demás remarcable. Es también una iglesia grabada en la cultura popular a través del Jorobado de Notre Dame y otras historias. Es parte de nuestra historia, la más elitista y la más mundana, y son pocos los monumentos que lograron eso. Quizás el único.

– Es indudablemente uno de los emblemas de la bellísima París, la ciudad más visitada del mundo por su amalgama de construcciones históricas como Notre Dame con el supremo planeamiento urbanístico de Le Corbusier; una ciudad con cientos de atractivos que quedan simplemente opacados por Notre Dame.
– Es muy triste porque es un monumento que sobrevivió a infinidad de batallas y a las cruentas Dos Guerras Mundiales, una Catedral que permaneció estoica al paso del tiempo, de las personas, los líderes y las épocas, y viene a sucumbir ante una restauración o renovación, un proceso que debía proteger su belleza y no destruirla por completo de la forma más dañina: el fuego.

– Y por último, y quizás más importante: es en lo personal París un lugar muy especial. Tal como lo escribí en esta editorial del blog, es la ciudad que aún en el más oscuro de mis infiernos me devolvió la alegría y energía, la ciudad que me maravilló a través de su belleza, avenidas elegantes, jardines, palacios, comida, bebida, gente (sí, gente, porque en mis 3 veces en París no he conocido yo una persona que me tratase mal), y por supuesto sus Iglesias, tanto Notre Dame como Sacre Coeur. La primer ciudad de Europa que pisé con mi madre allá hace más de 25 años, a la que regresé mucho tiempo después y la que volví a visitar con mi pareja, mi madre y mi suegra que representó el primer viaje de mi madre a Europa después de serios problemas de salud, y el primer viaje a Europa para mi suegra. La ciudad que me instó a hablar francés y adentrarme en la cultura francesa, una parte de mis recuerdos, añoranzas y nostalgias; por eso es justo decir que con Notre Dame se va una parte de mí y todos aquellos que la conocimos.
[Amplía] «Podemos considerar que la estructura de #NotreDame está a salvo y preservada en su totalidad», indicó el jefe de los @PompiersParis, general Jean-Claude Gallet. «El fuego ha perdido intensidad», añadió el secretario de Estado al Interior, Laurent Nuñez #AFP pic.twitter.com/hAjtbCfxL6— Agence France-Presse (@AFPespanol) 15 de abril de 2019
Pero siempre hay una esperanza: la reconstrucción es factible porque la estructura de la Catedral está a salvo, inclusos algunos claman que el arte y los tesoros de la catedral están a salvo. La reconstrucción es factible, y es indudable que Francia hará y debe hacerlo, un gran esfuerzo por recuperarla. Porque el Patrimonio Cultural es parte de quien somos, y que una obra de esta magnitud no sea restaurada o recuperada, hablaría muy mal de quien estuviese a cargo de ese Ministerio, Secretaría o Dirección.
La estructura principal de Notre-Dame es «salvado y conservado» después del incendio, dice el oficial de bomberos de París.
Buenas noticias: todas las obras de arte se salvaron. El tesoro de la catedral está intacto.
AFP | PedderSophie— Eres Inteligente (@EresInteligente) 15 de abril de 2019
Quedarán muchas cosas para el análisis: cómo fue que sucedió el accidente, si fue un accidente, cuan poco preparada está Paris para enfrentar este fuego, si Macron reaccionó a tiempo o no, que va a pasar con la reconstrucción, el porqué no se usó un avión hidrante (lo que Trump y todos nosotros pensamos), etc. Pero una cosa es cierta hoy, la gran mayoría sentimos que se perdía una pieza importante de nuestra cultura. Una sensación algo apaciguada por las últimas noticias, pero que a todos nos tuvo en vilo. A los que la visitamos, planeamos visitarla y a los que la aman o admiran de solo verla en fotos con posibilidades ni remotas de llegar a París. Todos nosotros respiramos con un mínimo alivio. Ahora, estarán los esnobs que dirán «que horror» porque ellos pudieron visitarla sin apreciarla, y estarán los antireligiones y otro tipo de ideologías o tribus urbanas o como quieran llamarse que se alegraron por el incendio de un símbolo católico, etc; allá ellos, porque usando quizás el lenguaje que ellos si entenderían, «a la gilada ni cabida».
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