Cuando planeamos nuestro viaje a Cartagena de Indias hace ya un tiempo, nos pusimos como objetivo pasar unos días en una playa paradisíaca. Cómo originalmente el vuelo que conseguimos era a Cartagena y no contemplamos la posibilidad de San Andrés cuando emitimos los pasajes, consideramos una buena idea ir a Barú, a apenas kilómetros de la ciudad más turística de Colombia, ccon arenas blancas, aguas cálidas y grandes opciones de buceo y snorkel. Un destino con bellezas naturales pero ciertos bemoles en tema infraestructura y servicios. Mi experiencia fue hermosa, pero quiero desglosarla para ver si a vos te sirve o no como destino de playa.
Llegando a Barú

– Barú es una isla que está conectada por un puente. La explotación turística de la misma está mayormente a cargo de los nativos a excepción del Decameron y Sofitel, que son hoteles muchísimos más caros pero que poseen la infraestructura y servicios de los que la isla carece. Nosotros fuimos en un Cabify que nos costó alrededor de 30 USD desde el Aeropuerto de Cartagena o bien, podés ir desde el centro histórico de Cartagena en una lancha cuyo trayecto puede demorar hasta 40 minutos a un precio de 35 mil COP (aproximadamente 9 USD) por persona.
– Si vas en Auto, Cabify, Uber o Taxi, llegás al parqueadero o a Playa Blanca. Se te van a arremolinar los nativos a querer llevarte las valijas o lo que fuere en carretillas y te van a querer cobrar probablemente de más. Lo mejor que podés hacer es arreglar con el del alojamiento para que te mande un carretillero cuyo precio lo haya arreglado él. Hacelo todo a través de tu alojamiento. Es todo muy caótico, y hacerlo así de antemano te va a dar cierta claridad y orden. Si llegás en lancha, probablemente te dejen en la puerta de la posada u hostal, y ese problema no lo vas a tener.

– La lancha es un tema a tener en cuenta: van rapidísimo y a los saltos, asi que si te mareás con facilidad o tenés algún problema de columna, descartala de una. Mi pareja tiene una barra de platino en la espalda producto de una escoliosis dorso lumbar cuando adolescente, y la verdad que los impactos en la lancha eran fortísimos y nos preocupamos por su columna. No pasó nada, pero fue ahí que decidimos no hacer Islas del Rosario para proteger su columna.
A tener en cuenta si vas a Barú:

– Barú es un destino rústico: sólo hay luz de 6 PM a 6 AM, no hay agua corriente y raro va a ser el conseguir algo que tenga aire acondicionado. Los precios no son bajos pero es bastante accesible pensando en estar frente al mar. Son hostales, posadas muy simples, con ventiladores que junto a la brisa del mar a la noche, pueden o no ser suficientes para dormir. En mi caso, un par de las noches que pasamos en Barú, dormí en la hamaca paraguaya de la terraza de mi habitación frente al mar, porque dentro de la habitación me era imposible concertar el sueño por el calor y altísima humedad característicos de Barú y Cartagena. Entonces, primero que nada tenés que ser consciente de eso; si de una no transás con ese aspecto, Barú no es para ir a pernoctar para vos.
– Los alojamientos son posadas u hostales con instalaciones básicas: cama, ventilador y una ventana. Incluso algunos alojamientos ni siquiera tienen ventanas porque están construídos en formato domo, como si fuera un Glamping sin el Glam.

– Los vendedores son insistentes pero con un par de «No, gracias» se soluciona. Las masajistas son un poco más pesadas, pero a diferencia de muchos comentarios, no me resultó particularmente tedioso ni me alteró.
– Todos los insumos, bebidas y demás son más caros que en la ciudad puesto que estás bastante aislado de la ciudad. Entonces, una cerveza de que en la ciudad la comprás en un super a 1600 o 2000 COP, en Barú va a comenzar en 5 mil COP. La Botella de Agua de 1 Litri que en Cartagena cuesta 1000 COP en el súper, en Barú comienza en 5 mil. La comida, en especial el pescado (Mojarra Roja es la especialidad) es más barata para comer en Barú que en Cartagena, puesto que se realizan con pesca fresca del día. Así que si venís de Cartagena, comprate agua e incluso una conservadora de telgopor para poder comprar hielo.

– No hay wifi y muchas veces no hay tarjeta de crédito por la obvia razón de la falta de energía eléctrica. No hay cajeros y los posnet que se usan, son unos que se conectan via bluetooth al teléfono celular. Entonces el dinero en efectivo es muy importante, De todas maneras, en Tienda El Paisa, que tienen generador propio por lo que las bebidas siempre están frías, te dan efectivo a cambio de cobrarte un 15% de recargo en tu tarjeta. Estamos en latinoamérica señores. Esa tienda es bastante completa, te saca de cualquier apuro.
– Es verdad que hay muchas reposeras o camastros en la playa, pero la temperatura del agua, la arena y los corales hacen que sea tremendamente disfrutable como destino de día. La noche es muy tranquila, pero dependiendo tu tolerancia al calor o el nivel de relajación tal que te permitas dormirte con un hamaca paraguaya puede ser un inconveniente para vos.

– Es muy seguro, pero muy seguro. No he visto ni escuchado ningún caso de robo por más mínimo que sea. Dicho eso, es muy probable que dependiendo tu rostro, acento u origen, muchos de los precios varíen en el momento. De la misma manera que nuestra lancha hacia Cartagena nos costó 35 mil COP por persona pues lo reservó el dueño de nuestra posada, si la reserva la hiciéramos nosotros, costaría bastante más. De hecho preguntamos y nos querían cobrar 50 mil. Lo mejor es que ese tipo de cosas las hagas a través del dueño del alojamiento.
– Dependiendo del parador, del horario y del día. de la semana, se te pueden acercar a la orilla varias lanchas que traen gente de Cartagena o llevan turistas a Islas del Rosario. Dicen que es mejor ir a Islas del Rosario desde Cartagena puesto que es más barato e incluye el almuerzo. Desde Barú, se trata de viajes en los que el precio te lo dicen en el momento y depende de los factores ya mencionados.

– Podés ver Barú también como un destino de día: Estar en Cartagena y en vez de hacer playa por allá, te tomás una lancha y vas a disfrutar de mejores playas e Barú durante el día. Quizás dormir en Barú no sea para vos, pero si estás en Cartagena, es una buena escapada.
Mi experiencia:

En mi caso lo disfruté mucho, puesto que en los primeros dos días en Barú, siquiera agarré el celular. Fue una desconexión total. Si he sufrido con el calor a la noche, pero lo solucioné durmiendo en la hamaca paraguaya frente al mar en mi terraza. Al ser tres días, el tener que cargar el agua que teníamos en bidones siempre disponibles para cargar la mochila cuando ibamos al baño, o bien la ducha casi improvisada, no incomodaban tanto. De hecho ya hemos ido a destinos de similares características en el pasado y disfrutamos hasta cierto punto elestar tan fuera de todo. Pero el tema del calor a la noche con el ventilador que no da a basto, era un tema más incómodo.
Conclusión:

Hay que entender que Barú es más un destino complementario a Cartagena de Indias que un destino en sí mismo (calculo que la apreciación es diferente si vas al Decameron o al Sofitel). Es un destino al que uno no llegaría si Cartagena no estuviera cerca. Disfruté mucho mi estadía en Barú, el agua es hermosa y muy cálida, la tranquilidad a primera y última hora es impagable, pero no sé si repetiría la experiencia de hospedarme en esas condiciones. Quizás volvería por el día a disfrutar de las playas, buceo y snorkel, incluso a comer algo, pero volver a quedarme unos días lo veo difícil. Barú suena a una gran oportunidad perdida por Colombia: la carencia de servicios y el caos con el que se maneja todo por allí atenta contra una experiencia mucho más placentera para el eventual turista, máxime cuando hablamos de una playa y aguas que podrían realmente competir con destinos de gran nivel. No se si es responsabilidad del estado, de los lugareños o de quién, o si es una decisión de mantenerlo así, como un destino de playa accesible para mochileros y turistas de bajo presupuesto. Aún así, siento que mucho podría hacerse para satisfacer a los turistas. De todas maneras, cierto es que es un paraíso, pero uno aún no apto para todos los públicos.